Tom nació en Inglaterra, pero como él mismo cuenta, renació en Durban, Sudáfrica. Allí conoció la realidad de los niños de la calle, chicos sin recursos ni hogar que malvivían en las calles de la ciudad, envueltos en violencia y pobreza. En el otro extremo del espectro Tom vivía una vida feliz dedicada al surf. En el océano encontraba un lugar donde perderse, donde ser libre y feliz. Tomando esta base a Tom se le ocurrió una idea: si enseñaba a surfear a esos chavales, ¿podría entonces cambiar su futuro?
La idea fue tomando forma. Debían aprender a surfear, a ser niños de nuevo. Ser y sentirse libres.Entonces Tom creó la ONG "Surfers not street children" y comenzó su particular viaje. Enseñó a varios de esos chicos a coger olas y el surf se convirtió en su vida. A partir de ese momento las olas estuvieron presentes en todo lo que hacían, en las decisiones que tomaban. Se convirtieron en su objetivo.
"Lo veo en sus caras" dice Tom, "en sus ojos y en sus sonrisas. Ya no están agobiados, se respetan a sí mismos. Ahora son surfistas, no chicos de la calle".
Hoy Tom sigue a lo suyo, enseñando surf y libertad a quién no la tiene. Por su parte, algunos de los chavales han dejado a trás la calle gracias a su proyecto: Andile trabaja en ua tienda de surf, Shorty es monitor de surf, Sihle ha montado una escuela de surf y Lucky es socorrista. La pregunta que se hizo Tom está respondida: si enseñas a surfear a estos chavales cambiarás su futuro.
El corto que produjo CocaCola para contar la historia de Tom:
La idea fue tomando forma. Debían aprender a surfear, a ser niños de nuevo. Ser y sentirse libres.Entonces Tom creó la ONG "Surfers not street children" y comenzó su particular viaje. Enseñó a varios de esos chicos a coger olas y el surf se convirtió en su vida. A partir de ese momento las olas estuvieron presentes en todo lo que hacían, en las decisiones que tomaban. Se convirtieron en su objetivo.
"Lo veo en sus caras" dice Tom, "en sus ojos y en sus sonrisas. Ya no están agobiados, se respetan a sí mismos. Ahora son surfistas, no chicos de la calle".
Hoy Tom sigue a lo suyo, enseñando surf y libertad a quién no la tiene. Por su parte, algunos de los chavales han dejado a trás la calle gracias a su proyecto: Andile trabaja en ua tienda de surf, Shorty es monitor de surf, Sihle ha montado una escuela de surf y Lucky es socorrista. La pregunta que se hizo Tom está respondida: si enseñas a surfear a estos chavales cambiarás su futuro.
El corto que produjo CocaCola para contar la historia de Tom:
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