Un regalo para tu novia

Ocurrió este mediodía. El chaval no tendría más de diecisiete años. Le acompañaban dos chicas y caminaba por la acera con esos aires que se dan los adolescentes que sienten el mundo a sus pies. Charlaban a ráfagas y ellas parecían atender solícitas a sus argumentos. El chico estaba preocupado. Comentaba algo de un regalo para su chica. Las dos amigas trataban de aconsejarle, pero él seguía confuso: nada de lo que ellas decían parecía complacerle.

Apreté el paso tratando de adelantarles. Ya me estaba aburriendo tanta cháchara juvenil de soy un cafre con mi novia y me ahogo en un vaso de agua. Pero cuando estaba pasando a su altura, el tipo dijo algo que me dejó pensando. Contrariado, alzando la voz y con un sobreactuado desdén en el tono, explicó: "Es que ella es muy casera. Le gusta estar en casa. Hacer ese tipo de cosas. No sé, ver una peli, ir a La Oca a ver muebles o ducharnos juntos".

Lo dijo tan alto que no pude evitar oírlo mientras conseguía adelantarles. Ojalá hubiera tenido tiempo y ganas de girarme y hablar con él. Pero tenía mucha hambre. Y prisa. Así que no lo hice.

Por eso lo haré aquí y ahora.

Carlos o Juan o Raúl o como te llames, escucha. No hay un regalo digno para una chica así. Una chica de diecisiete años que quiere estar contigo en casa, abrazándote en el sofá mientras veis una película o ir a curiosear en tiendas de decoración cogiéndote de la mano, acariciándote el pelo mientras imagina como será vuestra casa dentro de unos años, no merece cualquier chuchería. Una chica que prefiere ducharse contigo a ducharse sola, que confía en ti, que te desea tanto como para hacer eso, merece un regalo que esté a su altura.

Yo puedo aconsejarte. Un buen principio sería que mantuvieras la boca cerrada y compartieras sólo con ella la intimidad que te está ofreciendo. No con el resto de tus amigos. No con cualquier tipo que te adelanta caminando por la acera. Eso le gustaría mucho, de verdad. Más que cualquier cursilería estúpida que puedas comprar por ahí.

De nada Carlos. O Juan o Raúl o como demonios te llames.

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4 Comentarios

  1. Alucinante, de veras, me encanto...

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  2. Nuestra junta directiva se reune, pondera opiniones y ejecuta de manera colegiada sus acuerdos. Así las cosas, Pedro Ramis, hemos decidido que reunes los requisitos para dejar un comentario sincero en nuestro blog. Tenemos amigos comunes (Xisco) y pareceres parangonables. Tu fulgor comunicativo puede alumbrar el páramo de los debates con cojera argumental. Te esperamos. Nosotros, prestos al trabajo, repasamos tu blog, lo formateamos en términos racionales y les extraemos una alta valoración.

    Convences y, por lo tanto, eres mecha de largo alcance.

    Felicidades.

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  3. Jajajaja... yo no lo habría expresado mejor. El agradecimiento que siento es sincero y mayúsculo. No dudéis que pronto comentaré de vuelta en vuestro ilustre blog.

    Saludos.

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